sábado, 3 de junio de 2017

Prisión incierta.

La risa contagiosa del sol en primavera.
El rayo de luna más claro en la noche.
Rocío de cerveza en los atardeceres de tus piernas
cuando te abandonas a tu suerte en el laberinto recto
de tu propia libertad.

La piedra que salta entre las baldosas
cuando tu pie amanece despistado
y te obliga a jugar a rayuela marcando
a pasitos
la dirección que no quieres seguir pensando;
ya has pasado de largo.
Que siendo derecha o izquierda
siempre te impulsa hacia arriba,
y ya da igual que no haya oxígeno
porque tú vives del paisaje.

La miel del paseo cálido,
caminas lento.
Caricias de piel dorada,
no duermes ni en el intento,
pero sueñas.

Vueltas de azahar entre los jazmines
respiras beso.
Aire limpio se columna en tus pestañas,
toboganes inciertos.

Salta a tu boca el viento y se arropa en tus secretos,
los de canela y menta,
pero nunca más veneno.

Regresas al día lleno, ya no hay noche encerrada
y de ser vacía, el miedo
no te evade de tus ganas.

Que en tu prisión las rejas eran de ausencia y las noches
siempre vuelven a la carga.

Tu munición es la luz.

Ya eres libre. Estás preparada.